LA MALDICIÓN DE SHEREZADE (RELATO)

LA MALDICIÓN DE SHEREZADE (RELATO)

Sirio Buenasuerte era muy afortunado pues, por su condición de mago, podía convertir en realidad todo aquello que soñaba. Gracias a este prodigio suyo tan favorable, Sirio llevaba una existencia muy regalada y feliz.

Frecuentemente, antes de despertar por la mañana, soñaba con un exquisito pantagruélico desayuno y, al despertar, lo tenía dispuesto encima de la mesa de la cocina, y él desayunaba opíparamente.

Cuando tenía reunida mucha ropa limpia, el mago Sirio soñaba con una señora y una lavadora. La señora ponía la ropa en la lavadora y cuando él despertaba, su ropa estaba limpia y planchada, y la señora desaparecida para que él no tuviese que pagarle nada.

Cuando Sirio tenía una muela careada debido al abuso que hacía de los dulces, soñaba con un dentista y una clínica dental. Allí, el especialista, lo atendía muy eficientemente y gratis.

Cuando Sirio quería cambiar de vestimenta soñaba con una lujosa boutique y lo vestían, a la última moda, de la cabeza a los pies, gratis. A él todo le salía gratis.

Con el tiempo se volvió tan caprichoso que comenzó a soñar cosas que serían imposibles para cualquier otro, menos afortunado que él, verlas convertidas en realidad.

Soñaba que tomaba parte en una competición de golf en la que competían los mejores golfistas del mundo, y él sin haber cogido un palo en toda su vida, los ganaba todos.

Soñaba que era un alpinista y subía hasta la cumbre del Everest, como no lo había subido nunca nadie: A la pata coja.

Cuando tenía ganas de hacer el amor soñaba con una mujer joven y bella, y al despertar la tenía a su lado en la cama dispuesta a procurarle todo el gozo que necesitara.

Un día, repantigado en el sofá de su magnífico palacio leyó un libro titulado LAS MIL Y UNA NOCHES.

—Oh, qué hermosa debió ser Sherezade. Voy a soñar con ella y la gozaré como la gozó el sultán Shahriar.

Quizás debido a que la tal Sherezade vivió muchos siglos atrás, o cualquier otra razón, que el mismo mago Sirio no supo explicarse, cuando despertaba encontraba a su lado una mujer fea, gorda y vieja, aunque vestida con elegantes sedas semitransparentes como él suponía iba ataviada la bellísima princesa de la historia.

Cansado de rechazar mujeres no deseadas, finalmente al mago se le ocurrió algo que le dio la esperanza de que podría funcionar. Se acostó, durmió con el libro LAS MIL Y UNA NOCHES debajo de la almohada y, a la mañana siguiente, tenía a su lado, en la cama, vestida con sedas semitransparentes a la mujer más hermosa que habían contemplado sus ojos; incluidos los fantasiosos ojos de su imaginación.

—¡Oh, mi bellísima Sherezade, por fin podré hacerte el amor! —exclamó complacido a más no poder

—Un momentito --lo detuvo ella alzando la mano en un gesto autoritario--, no corras tanto, varón lujurioso, pues antes de que hagamos nada, te contaré un cuento extraordinario.

Cuando el mago Sirio llevaba escuchados por los sensuales labios de Sherezade novecientas y pico historia, se había vuelto medio loco. Salió corriendo, desesperado, a ver al mago Merlín y, cuando estuvo delante de él le suplicó:

—Admiradísimo colega, líbrame de Sherezade, pues me está volviendo loco contándome todo el tiempo historias y más historias, y no duermo desde hace semanas y estoy exhausto, medio moribundo.

El mago Merlín miró a su interlocutor, todo el tiempo, con genuina comprensión y lástima.

—Conozco eso de pasarme días sin poder pegar ojo. Me ocurrió con mi suegra cuando se vino a vivir con mi mujer y conmigo. Y es una tortura insoportable

—¿Y cómo lo solucionaste?

—Pues lo solucioné por medio de la magia. Convertí a mi suegra en una gata en celo, vino un gato muy cariñoso y se la llevó para siempre.

—Magnífico, ¿podrías hacer lo mismo con Sherezade?

—No puedo. Los dioses se enfadaron tanto conmigo, por lo que le hice a mi suegra, que me quitaron la mayoría de mis poderes y ahora realizo por las ferias trucos de ilusionismo que a casi nadie impresionan. Pues con la tecnología moderna, son muchos los que pueden crear increíbles prodigios como convertir una naranja en un coche, y una alpargata en un transatlántico, aunque esas imágenes duren muy pocos minutos.

—¿No puedes ayudarme entonces? —desilusionado y pesaroso el mago Sirio.

El mago Merlín consultó la libreta donde había escrito la media docena de poderes con los que todavía contaba.

—Verás podría hacer desaparecer a Sherezade, pero al coste de quedarte tú convertido en un humano normal y sin poderes mágicos.

Sirio se lo pensó durante varios minutos y al final dijo:

—Estoy tan desesperado que, con tal de que yo pueda volver a dormir, hazme lo que quieras.

El mago Merlín le entregó un amuleto que contenía colas de lagartija, dientes de murciélago y un tronquito de la planta de los prodigios, y se lo entregó.

—Toma, cuélgate del cuello este amuleto protector y, cuando llegues a tu palacio, Sherezade habrá desaparecido.

En efecto cuando Sirio llegó a su fastuosa vivienda, tumbada en su cama había una mujer que de tan fea como era, si la mirabas durante cinco minutos seguidos, te crecían cataratas en los ojos.

—¿Qué haces tú aquí, mujer-adefesio? —le gritó indignado.

—¿Cómo que qué hago yo aquí? Soy tu mujer y tu obligación de marido mío es la de permanecer conmigo el resto de mi vida.

Al escuchar esto, el mago Sirio, salió corriendo. Yo escribí esta historia diez años después de haber acontecido los hechos aquí narrados, que ha sido cuando me los ha contado el mago Merlín mientras los dos tomábamos café.

—¿Qué más puedes contarme del mago Sirio? —quise saber, impaciente porque mi interlocutor había hecho una pausa, entrecerrado los ojos y haber temido yo fuera a dormirse.

—Lo último que supe de él, del mago Sirio, fue que había aprendido a viajar por el universo y andaba extraviado dentro de la órbita de no sé qué planeta y no sabía salir de ella—. Viéndome llorar intensamente, el mago Merlín quiso saber--: ¿Qué te ocurre, alma sensible y compasiva?

—Lo de siempre cuando escucho una historia muy triste y conmovedora: que se me rompe de pena el corazón.

(Copyright Andrés Fornells)

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