LA HISTORIA DE UN AMOR DESPROPORCIONADO (RELATO)
LA HISTORIA DE UN AMOR DESPROPORCIONADO
(Copyright Andrés Fornells)
—Querido Agapito, eso de que me quieras con locura, me gusta. Eso de que me adores, me gusta mucho también. Eso de que no puedas vivir sin mí, ya me gusta menos. Y lo que ya no puedo soportar más de ti, Agapito, es que lleves diez años sin trabajar y yo te haya estado manteniendo todo ese tiempo y siga, en la actualidad, con lo mismo.
Agapito rompió a llorar y con voz lastimera logro balbucir:
—¿Esto significa que has dejado de quererme?
—Esto significa que me he cansado de mantenerte. Ahí en la puerta tienes tu maleta y dentro de ella lo que trajiste cuando te viniste a vivir conmigo.
—¿Y que fue, que no lo recuerdo ya? —él haciéndose el olvidadizo.
—Dos mudas de ropa interior, un pijama hecho polvo y un traje arrugado, sucio y pasado de moda.
Agapito cogió su maleta, abatido como si le hubiesen caído encima los Diez Mandamientos editados en piedra, abrió la puerta y se encaminó, llorando desconsoladamente, cabizbajo y abatido hacia la puerta. Salió del piso dejándola abierta. Había llegado a la puerta del ascensor cuando Rosalía lo llamó:
—Anda vuelve, llorón. Me acostumbré tanto a ti, que ya no me acostumbraría a dejar de tenerte a mi lado—dijo ella compadeciéndose.
Agapito cambió llanto por gritos de júbilo y corrió hacia ella abrazándola y comiéndosela a besos.
Hay historias de amor que, a pesar de los pesares, no saben terminar de otra manera que no sea terminar bien.