INOLVIDABLE CONCURSO DE ROCK AND ROLL (RELATITO)
INOLVIDABLE CONCURSO DE ROCK AND ROLL
(Copyright Andrés Fornells)
Belén llevaba puesta una blusa de punto, hecha por su abuela anarquista, y una falda acampana. Yo llevaba un traje pata de gallo que se había comido mis ahorros de un año.
Salíamos juntos y nos apasionaba el baile. Corrimos los dos a inscribirnos. Estábamos tan ilusionados como nerviosos. Ella mordía sus labios carnosos, y yo moría de ganas de mordérselos también.
Llegó el momento de concursar y, en cuanto sonó la música, todas las parejas nos lanzamos al frenesí roquero. Recuerdo el estribillo del rock de Elvis, como si lo estuviera escuchando ahora: Lets rock, everybody, lets rock. Everybody in the whole cell block was dancing to the jailhouse rock.
A Belén y a mí nos salió una exhibición de fábula. Realizamos piruetas circenses, puse en peligro su integridad física, sacudimos nuestro cuerpo como epilépticos locos, nos dimos más de media docena de pisotones y marcamos los ritmos frenéticos como si en lugar de nervios recorrieran nuestros cuerpos descargas eléctricas de alto voltaje.
Fuimos los mejores. Y así lo reconoció el jurado. Recibimos el primer premio que consistió en una copa y pequeña cantidad en metálico. ¡Una fortuna para dos modestas criaturas de la clase obrera, como éramos nosotros!
Ironías de la vida, poco tiempo después. Belén y yo rompimos por una tontería tan insignificante que ni siquiera soy capaz de recordarla.
Belén se casó con un tal Luis que la hizo desdichada. Yo me casé con Olivia que me ha hecho enormemente feliz y vigila todo cuanto yo escribo en mi ordenador.
