HOY TE HE VISTO PASAR (MICRORRELATO)

 

 

 

 

 

 

 

Hoy te he visto pasar. Ha sido en la Avenida Central. Yo aliviaba mi soledad dando de comer a las palomas. Tú ibas con él, ambos cogidos de la mano, las miradas unidas, el paso corto, acompasado, aislados del resto del mundo, enamorados.
Un alud de recuerdos torturadores me ha invadido. He recordado la embriagadora fragancia de tu cuerpo, ese cuerpo idolatrado por mí,   Y ha rozado mi cara la suavísima caricia de tu largo, perfumado pelo azabache. Y he sentido sobre mi piel las calidas, apasionadas caricias de tus manos de seda.  Y mi deseo de ti ha incendiado cada gota de la exaltada sangre que circulaba por mis anhelantes venas. Y mis labios, famélicos y sedientos, han libado la dulzura de tus besos. Pero estás maravillas me han durado muy poco, el tiempo que ha tardado en abrirse de nuevo la herida en mi corazón que comenzaba a cicatrizar. 
Me he acordado también de mis equivocados, ingenuos  padres, y de las innumerables  veces que me dijeron: “Hijo, nunca perderás a la mujer que tú despiertes todas las mañanas con un beso y una flor”. Yo te desperté así todas las mañanas, con un beso y una flor, incluso cuando ya me mirabas como a un extraño porque debías estar pensando en el otro, y quizás hasta posiblemente cometiendo la traición de estarte acostando con él.  Dicen que el amor, cuando lo tienes, te da la vida,  y si lo pierdes te la quita. Eso me ha ocurrido a mí. 
Hoy te he visto pasar, alejarte cogida de la mano del maldito ladrón, y has vuelto a hacerme un daño infinito. Ojalá pudiera convertirme en una de esas palomas que esta mañname me rodeaban, y alejarme, irme a vivir para siempre a ese imposible, consolador país llamado OLVIDO.

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