HAY SUEÑOS QUE CANSAN MUCHO (MICRORRELATO)

HAY SUEÑOS QUE CANSAN MUCHO (MICRORRELATO)

HAY SUEÑOS QUE CANSAN MUCHO

Dos amigos hablan mientras vacían botellas de cerveza.

—No hace casi nada, todas las noches tenía yo el mismo sueño. Aparecía una escalera altísima apoyada en el alféizar de una ventana, y asomada a esa ventana estaba, Julieta pidiéndome, sonriente, tentadora: Venga, sube, que lo vamos a pasar de fábula. Y yo subía por aquella escalera interminable, llegaba exhausto junto a Julieta, y entonces ella me decía: Lo has hecho muy bien, ya puedes bajarte. Obediente, yo me bajaba, y por culpa de ese sueño todas las mañanas despertaba agotadísimo.

—Resulta lógico ese cansancio considerando lo que has dicho, que la escalera que subiste era altísima. ¿Sigues teniendo todavía ese sueño agotador?

—No. Ya no lo tengo más. Lo solucioné.

—¿Y cómo lo solucionaste?

—Lo solucioné con otro sueño. Un sueño en el que vendí la escalera y me casé con Julieta.

—¿Le contaste ese sueño a Julieta?

—No me dio tiempo. Al día siguiente de haber tenido yo ese sueño, Julieta se casó con un capitalista y se fueron de viaje de novios en el Roll-Royce de él.

—¿Te das cuenta?

—¿Me doy cuenta de qué?

—Pues de eso, de que ni en los sueños sale triunfante el amor.

—Bueno, todo es opinable. Yo no subía por esa escalera para casarme con Julieta, mi intención era tener sexo con ella.

—Te mereces lo que te ha ocurrido en sueños. Eres un tío muy prosaico y nada romántico.

—¿Nos tomamos otra cerveza?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque por esa escalera que tú vendiste subía yo todas las noches y me quedaba un ratito haciéndole compañía a Julieta. Vendiste esa escalera y ya no pude subir más y estar con ella.

—Oye, perdona. No lo sabía.

—Te perdono. Tomemos esa cerveza que dijiste.

—Como los dos estamos muy cansados por haber subido por esa escalera tan larga. Echemos a suertes quien levanta el brazo y le enseña dos dedos al camarero.

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