GATO PERDIDO (MICRORRELATO)
GATO PERDIDO
Se recompensará a quién encuentre a mi gato perdido. Lo reconocerán fácilmente porque lleva gafas. ¡Las mías, maldita sea!
GATO PERDIDO
Se recompensará a quién encuentre a mi gato perdido. Lo reconocerán fácilmente porque lleva gafas. ¡Las mías, maldita sea!
Si les hubieran preguntado solo un mes atrás, cuando les desbordaba la pasión, el deseo y las fuerzas, si su romance sería eterno, Ramón y Julia habrían jurado, sobre mil Biblias, que sí, que el amor que ambos compartía duraría hasta el fin de su vida. Y habrían jurado en
Óscar era un chico obsesivo, extraño y maniático. Siempre que salía a la calle, deliberada y sistemáticamente, daba el primer paso con el pie izquierdo. Cuando se veía obligado a pronunciar la palabra muerte se santiguaba acto seguido y, las noches de luna llena, permanecía encerrado en su casa con
Salustiano Gravilla, al igual que otras muchas veces, reposada la espalda en el tronco de un árbol que le procuraba favorable sombra, chupando con boca cansina una ramita de romero, estuvo observando, de tiempo en tiempo, con ojos somnolientos, a su padre trabajar duramente en la huerta, a pleno sol,
En la fecha de hoy, fiesta del trabajador, mucho tiempo atrás, Arturo Tapias, un hombre que se había jubilado la semana anterior, después de haber trabajado de albañil durante casi medio siglo, salió al patio de su casita adosada y con la ayuda de una pala comenzó a cavar un