ESTAMOS EN MANOS DEL DESTINO (RELATO)

ESTAMOS EN MANOS DEL DESTINO (RELATO)

ESTAMOS EN MANOS DEL DESTINO

(Copyright Andrés Fornells)

Un niño se ha detenido en mitad de una acera estrecha. Está montado en una bicicleta.  Baja de ella y se toca la parte trasera de su anatomía. El sillín es durísimo y le tiene muy dolorida esa sensible parte.

Un chico y una chica que caminaban distanciados quedan detenidos por el obstáculo que el chiquillo y su artilugio de dos ruedas les presenta. El chico y la chica se miran como consultándose si decirle algo al pequeño que obstaculiza su camino o abandonar la acera. De pronto, el varón le pregunta a la hembra:

—¿Te llamas Marilú?

—No. ¿Y tú te llamas Agapito?

—Tampoco. Está visto que no podríamos ganarnos la vida como adivinos. ¿A dónde vas?

—A ningún sitio en concreto. En realidad, yo estoy buscando novio. ¿Y tú?

—Pues mira qué casualidad, yo estoy buscando novia. ¿Tú crees en el destino?

—Más que en ninguna otra cosa de este mundo.

—Lo mismo que yo. Pues es muy posible que el destino haya decidido que tú y yo nos conociéramos y no nos hiciera falta buscar más lo que buscábamos porque lo hemos encontrado ya.

—Yo me llamo Azucena Lunares.

—Yo, Pedro Solares.

Se estrechan la mano y encuentran placer en este contacto. Se miran a los ojos y en éstos aparece un brillo afín. Se sonríen con seductor agrado.

Pedro dirige su vista al niño y le dice en tono jocoso:

—Chiquillo, lárgate con tu bici que no dejas pasar a la gente de bien.

—Sí, bonito, haz lo que te acaban de decir Pedro. Las aceras son para las personas no para las bicis y sus conductores.

El pequeño que no se ha perdido palabra de lo que han hablado entre ellos, los mira con malos ojos y les grita enojado:

—¡Desagradecidos! Habéis encontrado el amor gracias a mí, y yo, con el culo dolorido tengo que seguir padeciendo de nuevo dolor en él.

Los dos creyentes en el destino sueltas sendas carcajadas y le gritan al ciclista que se aleja ya manteniendo su martirizado trasero distanciado del sillín:

—¡¡Gracias, Cupido!!

Y cogidos de la mano obedecen los mandatos del destino.

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