ELLA ERA COMO LA REINA DE HONOLOLÚ (MICRORRELATO)
Yo no sabía casi nada del reino de las flores cuando conocí a Margot. Solo conocía los dos geranios que mi madre tenía en el balcón de casa, plantitas muy sufridas ellas que no reclamaban ni abono ni ser regadas a diario y que, de vez en cuando, se llenaban de alegres florecillas que olían a algo que no me parecía fragancia.
En un momento cargado de romanticismo, con luna y estrellas luciendo en lo alto, y ambos metidos en lo oscuro multiplicando caricias, Margot me dijo que ella era como la Reina de Honolulú.
Me fascinó esta comparación. De haber sabido más sobre estas bellas criaturas vegetales jamás me había yo enamorado de ella. El amor de Margot duró tanto como la flor Reina de Honolulú: una única noche y después desapareció de mi vida dejándome irremediables, insoportables ganas de seguir unido a ella.
Creo que afectó bastante negativamente a mi cerebro su pérdida pues fue a partir de entonces que comencé a coleccionar cactus y llevo reunidos ya más de trescientos, y raro es el día en que alguno de ellos no me pincha.
Moraleja: ¡Alerta! Esto del amor es una especie de socavón del que es imposible caerse dentro y no salir perjudicado.
(Copyright Andrés Fornells)