UN NIÑO Y UNAS GAVIOTAS (Microrrelato)
Un padre y su hijo vivían lejos del mar y por esta razón, a pesar de la continua insistencia del pequeño, su progenitor lo llevaba a la playa muy de tarde en tarde. Cada vez que visitaban la playa, el niño gozaba lo indecible jugando con la arena, contemplando embelesado la ondulante, colosal inmensidad del mar hasta que éste se unía con el horizonte. Pero la mayor fascinación se la procuraban al chiquillo las gaviotas, las blancas gaviotas que volaban majestuosamente, reinas del aire que proporcionaba trémulas caricias al plumaje de sus grandes alas y que cuando pasaban cerca de donde él se hallaba, el niño las llamaba con ansiedad e ilusión:
—¡Venid, venid junto a mí para que pueda tocaros, para que pueda acariciaros! ¡Os quiero!
Y una y otra vez el pequeño se entristecía porque las gaviotas nunca aceptaban su invitación. Hasta que cierta mañana una de ellas se acercó tanto a él que pasándole por encima de la cabeza le defecó en lo alto. Este hecho seguramente involuntario por parte del ave hirió en tal medida los sentimientos de aquel pequeño que nunca lo olvido ni perdonó y, cuando llegó a adulto se hizo cazador.
(Copyright Andrés Fornells)
