EL LEÓN, EL VIEJO Y LA RUBIA (RELATITO)

EL LEÓN, EL VIEJO Y LA RUBIA (RELATITO)

EL LEÓN, EL VIEJO Y LA RUBIA

(Copyright Andrés Fornells)

El propietario de un circo ha colocado un anuncio solicitando un domador de leones.
Aparecieron dos personas: un hombre de buena apariencia, jubilado, de 70, y una espectacular chica rubia de 25.
El dueño del circo habla con los dos candidatos y les dice:
—Voy a hablarles con absoluta sinceridad. Mi león es muy fiero, pues mató a mis dos últimos domadores. Si ustedes no son realmente buenos, le durarán un par de minutos —coge de encima de la mesa un látigo y una pistola y ofrece—: ¿Quién quiere ser el primero?
La rubia, rápida y decidida, da un paso adelante y dice:
—Voy yo.
Hace caso omiso del látigo y de la pistola y, sin pensárselo un segundo, entra en la jaula donde tienen encerrado al enorme animal.
El león al descubrir su presencia, ruge y empieza a correr hacia la rubia. Le faltan dos metros para llegar a ella, cuando la rubia se abre el vestido y se queda completamente desnuda, mostrando todo el esplendor de su voluptuoso cuerpo.
El león se detiene en seco. Un brillo de embeleso aparece en sus dorados ojos. Se tumba delante de la rubia y comienza a lamerle los pies. Ella ríe gozosa. La lengua de la fiera va subiendo por el magnífico cuerpo de la joven que responde con gemidos placenteros.
Al dueño del circo, exclama absolutamente admirado:
—¡Nunca, en toda mi vida, he visto una actuación tan sorprendente como ésta! —se vuelve hacia el también fascinado anciano y le pregunta—: ¿Puede usted hacer lo mismo que está viendo?
La inmediata respuesta del hombre es:
—Pues claro, e incluso puedo hacerlo mucho mejor. Saquen al león de la jaula y déjenme a mí solo con ella.

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