EL HADA DE LOS PRODIGIOS (MICRORRELATO)
Cuando yo era muy chico, mi abuela Rosa, que fue la persona que más me influyó a lo largo de mi niñez, inventaba personajes con los que intentaba desarrollar mi fantasía. Uno de estos personajes que más hondo caló en mí fue el Hada de los Prodigios.
—Nene, contactando con ella nunca te sentirás solo y a veces, si se lo pides con mucha fe, incluso puede convertir en realidad alguna de las cosas que más anhelas.
Mirándola con los ojos muy abiertos y el corazón maravillado yo le pregunté:
—¿Y cómo hago para hablar con el Hada de los Prodigios, abuela?
—Haces lo que yo voy a decirte ahora. Cierras los ojos bien cerrados (y yo los cerré). Cuando los hayas cerrado verás una estrella muy pequeñita (y yo vi esa estrellita). Esa estrella es el resplandor que desprende el Hada de los Prodigios. A continuación, ya puedes hablarle con el pensamiento y, si tienes un deseo muy grande pedirle intente convertirlo en realidad. El Hada te escuchará y, si entra dentro de sus poderes mágicos conseguir lo que le has pedido, lo conseguirá para ti. Pero si no puede conseguirlo, tú tienes que ser comprensivo y agradecido, y aceptarlo sin enfadarte ni decepcionarte.
El Hada de los Prodigios solo muy de tarde en tarde lograba que alguno de mis grandes deseos se cumpliera, pero la esperanza y la ilusión de que lo consiguiera pervivían todo el tiempo en mí manteniéndome elevado el ánimo.
Actualmente, frustrado, desengañado y desilusionado por mil sucesos adversos que me han sucedido, cierro los ojos, veo la estrellita luminosa que es el Hada de los Prodigios y le pido, esperanzado, me devuelva todo aquello que en mi niñez hacía mi vida hermosa: La capacidad de ilusionarme y maravillarme y recuperar la creencia mía, casi perdida, en la bondad humana.
MORALEJA: Aquel que pierde del todo al niño que fue, es presa fácil para el desánimo conque esta sociedad tóxica intenta contaminarnos a todos.
(Copyright Andrés Fornells)