EL ESPEJO NO ERA MÁGICO (MICRORRELATO)
Teresa poseía un espejo que ella consideraba mágico. Pasaban los años y el espejo le mostraba, siempre que ella se miraba en él, una imagen suya joven, lozana y hermosa.
Un día, Teresa, se llevó un gran disgusto porque unos ladrones entraron en su casa y le robaron, además de algunas joyas de muy poco valor (pues no poseía ninguna que fuese realmente valiosa), y el espejo que ella creía mágico.
—¡Oh, Dios mío, nunca más volveré a verme joven, lozana y hermosa! —se lamentó profundamente apenada.
Considerándolo una necesidad, Teresa adquirió un espejo nuevo y, nada más llegó a su casa se dispuso a afrontar el horror que, por el paso del tiempo, mostraría su rostro al mirarse en él. “Será espantoso, terrible, deprimente. Me veré vieja, fea y muy arrugada”.
Pero cuando armándose de valor se colocó delante de la superficie azogada experimentó una agradabilísima sorpresa. Al igual que le ocurría con el espejo anterior, el que le habían robado, en el espejo recién adquirido se vio joven, lozana y hermosa.
Y entonces Teresa descubrió que no existía magia en ningún espejo, sino que la magia residía en cómo sus ojos querían verla, y con ello recobró la ilusión y la confianza en sí misma que había estado a punto de perder.
(Copyright Andrés Fornells)