DOS NIÑOS LECTORES DE COMICS (MICRORRELATO)

DOS NIÑOS LECTORES DE COMICS (MICRORRELATO)
Luisito y Ramoncín, dos niños que se hallaban en esa edad que los adultos muy cándidos consideran es la edad de la inocencia total, discutían sobre un tema que a ellos les parecía de gran importancia. Los dos se hallaban sentados en un banco de un parque, comiendo cada uno de su bolsita de semillas de girasol (cuyas cáscaras nadie les había enseñado a guardarlas y tirarlas más tarde en una papelera), y las dejaban caer ensuciando el suelo.
—El otro día leí en un cómic de ciencia-ficción, que en la antigüedad los hombres tenían rabo.
—Sí, yo también leí lo mismo. ¿Por qué crees tú que, por el camino de la evolución humana perdimos  el rabo.
—Yo lo tengo muy claro.
—Ah, sí, listillo. ¿Por qué lo perdimos?
—Evidentemente porque cuando comenzaron los hombres prehistóricos a vestirse con pieles de animales, ya no necesitaron más el rabo para evitar se les enfriase el culo en invierno.
El niño que no había encontrado la solución a este enigma, se quedó mirando con admiración al otro niño y sentenció:
—Seguro que cuando seas mayor te convertirás en investigador.
—De eso nada. Me convertiré en astronauta y seré el primero en descubrir un lejano planeta habitable. ¿Querrás tú venirte conmigo?
—Solo si crecen allí girasoles.
—Por si acaso no crecen, nosotros nos llevaremos semillas de aquí. ¿Qué te parece?
—Que piensas en todo.
Un perro curioso se acercó a ellos. Los dos le acariciaron. Luisito comentó refiriéndose al can:
—Este pobrecito todavía no ha evolucionado.
—Desde luego que no —aceptó Ramoncín—. Continúa teniendo el rabo puesto y es tan tonto, que encima se da con él, aire en el culo.
Muy satisfechos con sus científicas deducciones, los dos pequeños observaron como se alejaba el can al que todavía le quedaba por recorrer un larguísimo camino para evolucionar como ellos creían que debía.

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