DON MANZANA Y DON PERA (MICRORRELATO)

(FÁBULA)
(Copyright Andrés Fornells)
En cierto lugar terriblemente atacado por el virus de la desvergüenza, había dos hombres. Ninguno de los dos era hermoso por dentro, pues todo el mundo conoce que la naturaleza crea numerosas piezas y más de la mitad le quedan bastante defectuosas.
Para no andarnos por las ramas, digamos que aquellos dos hombres eran muy feos por denttro y por fuera. Un día estos hombres hablaron de negocios y llegaron al acuerdo de partirse entre los dos las manzanas que tenía el manzano del primero, y las peras que tenía el peral del segundo.
—Perfecto —dijo el hombre que le pondremos don Peral—. Vamos a comer manzanas hasta reventar.
Y los dos hombres comieron manzanas y más manzanas hasta que se las terminaron todas. Entonces el hombre al que le pondremos don Manzana dijo al que le hemos puesto don Pera:
—Bueno, yo he cumplido mi palabra. Mañana cumpliendo tú la palabra tuya, comeremos peras.
Don Pera puso cara de zorro y le dijo a don Manzana:
—De eso nada. Las peras son mías y me las como todas yo solo. Si tú me has dado manzanas para que las comiera yo, has sido tonto. Y los tontos no van al cielo.
En esta historia quedó como tonto don Manzana y como listo don Pera, pero para la historia, que tiene memoria justiciera, don Pera quedará como un cerdo embustero y don Manzana como un ingenuo honesto.
Moraleja: A cada cerdo le llega su San Martín, aunque no lo vea venir hasta que lo tiene encima. Don Pera murió de una indigestión de los frutos del árbol de su propiedd.

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