DE BUENA SE HABÍA LIBRADO (MICRORRELATO)

DE BUENA SE HABÍA LIBRADO
José Méndez estaba sentado en la terraza de un bar de la famosa plaza londinense Trafalgar Square. Metió medio donut dentro de la taza de café con leche, se lo llevó a la boca y lo masticó con expresión placentera. Cuando tuvo su boca vacía consultó su reloj y sonrió. Era la suya una sonrisa de plena felicidad. Justo a aquella hora lo estarían esperando en la Iglesia de la Santa Caridad todos sus familiares y los familiares de la dominante mujer con la que iban a casarlo.
—Uf, de buena me he librado —le dijo a la paloma que cerca de sus zapatos nuevos picoteaba una migaja —le echó un pedacito del medio donut que le quedaba y añadió a lo dicho anteriormente—. Solo lamento no encontrarme ahora allí para poder ver la cara de rabia que tendrán todos los que iban a disfrutar con mi cautiverio.

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