CUANDO YO ERA CHICO (MICRORRELATO)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Copyright Andrés Fornells)
A lo largo de la vida escuchamos millones de frases y la inmensa mayoría de ellas las olvidamos. Yo he llegado a la conclusión de que esas pocas que seguimos recordando a través del tiempo porque se escribieron con tinta imborrable en la pizarra de la memoria, son frases que nos impactaron por su extremada sabiduría, belleza, o porque nos las dijo alguna persona a la que amábamos de un modo muy especial.
Entre esas frases imperecederas dentro de mi memoria están una pregunta y una respuesta que me hizo mi entrañable abuelo Silvino cierta mañana en que yo, sentado sobre su rodilla derecha (la menos reumática de ambas), galopaba azotándome el trasero.
—Nene, ¿qué crees tú que es lo valioso que poseemos las personas?
Dejé de galopar y le di tarea al pensamiento. De tanto escuchar a mis padres hablar de penurias económicas, creí tener clara la respuesta:
—¡El dinero, abuelo! —exclamé.
Se me apagó la entusiasmada sonrisa cuando él me aseguró muy serio:
—Te equivocas, nene. Lo más valioso que poseemos las personas es la ilusión.
Pura sabiduría la suya. Hoy, transcurridos muchos soles y muchas lunas desde entonces. Desaparecido ya ese querido y admirable anciano, sigo reconociendo cuánta razón tenía al valorar la ilusión muy por encima de cualquier otra cosa.
Cuando yo era chico, alguien me decía: “Hoy nos vamos a ir a la playa”. Yo gritaba y saltaba de alegría. Corría atropelladamente a buscar el bañador, la toalla de Superman, la pelota de colores, las aletas, la sombrilla, las chanclas, los tapones para los oídos, etc.
Actualmente alguien me dice: “Hoy nos vamos a ir a la playa”. Y empiezo a buscar excusas. No quiero exponerme al cáncer de piel. La arena me abrasará los pies y me dolerán al andar. Me agobian las muchedumbres. Me agobian los que te sobresaltan pretendiendo venderte algo. Hay gaviotas que defecan en la cabeza de los bañistas. Soy alérgico al agua salada, etc.
En fin, que por el arduo camino que pavimentan los años, fui encontrando algún dinero (poco), pero perdí casi por completo la valiosísima ilusión.

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