CONFLICTOS MODERNOS (MICRORRELATO)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—Alfonsito, Lela está al teléfono. Llorando. Me ha suplicado te convenza para que hables con ella.
El muchacho que lo estaba pasando en grande manteniendo a su perro panza arriba, haciéndole cosquillas en el pecho mientras el animal gruñía de felicidad mordiéndole los puños de las mangas de su camisa, levantó la vista para mirar a su madre y pedirle:
—Por favor, mama, dile a Lela que lo dije muy en serio lo de que hemos terminado. No quiero saber más de ella.
La buena mujer que le había regalado la vida mostró sorpresa al exponer:
—No entiendo que te ha pasado con esa chica. No hace tanto me asegurabas que te gustaba mucho.
—Lela me ha decepcionado profundamente, mama. Nunca me miraba a los ojos cuando estábamos juntos. Se pasaba la mayor parte del tiempo pendiente de su celular, recibiendo y enviando mensajes. Me aburría como una ostra con ella. Prefiero estar con mi perro. Mi perro me mira a los ojos, mi perro centra todo su interés en mí. Me escucha cuando le hablo. Demuestra contento. Disfrute. Esta todo el tiempo pendiente de mí. Me ama.
—Ay, Dios estos modernismos que os están volviendo locos a los jóvenes —lamentó la mujer—. ¿Qué quieres entonces que le diga a Lela?
—Que se quede con su celular y sea muy feliz con él, que yo prefiero la compañía de mi perro a la compañía de ella. Y punto.
Y dando por zanjado el asunto, Alfonsito reanudó el animado juego que estaba manteniendo con “Alegrías” su divertido, atento y cariñoso perro.

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