SE EQUIVOCÓ EL CONQUISTADOR (MICRORRELATO)

SE EQUIVOCO EL CONQUISTADOR
Pepe Lomas era uno de eso hombres que miran a las mujeres como a simples objetos de deseo. Aunque no a todas. A las mujeres maduras y a las ancianas simplemente no las veía. Para él como si fueran transparentes. En cambio, con las mujeres jóvenes y guapas despilfarraba su vista abusivamente, tan abusivamente que muchas de ellas tenían la impresión de que los ojos de él les quitaban la ropa y a continuación les ensuciaba el cuerpo.
Un día Pepe Lomas coincidió en el ascensor con Marujita Torres. Marujita Torres estaba magníficamente provista de todos esos encantos femeninos que los hombres encuentran irresistibles.
Ese día que coincidieron ambos en el ascensor, Pepe Lomas, como era habitual en él, la desnudó con la vista y además tuvo la desvergüenza de meterle mano.
Marujita Torres era cinturón negro en la disciplina de karate, y había ganado más de una docena de competiciones en este duro y competitivo deporte.
Pepe Lomas se permitió decirle, babeante de deseo:
—Joe, tía, tienes de todo y por pares. Tú y yo vamos a terminar cometiendo locuras. Vamos a mi apartamento y sabrás lo que es bueno.
—Las locuras las vamos a cometer ahora y aquí mismo —dijo ella cerrando los puños y colocándose en posición de ataque.
Pepe Lomas con dos golpes de ella, muy bien aplicados, quedó como dicen de los toros, después de haber sido muertos por el torero, quedó para el arrastre. Y eso hizo Marujita Torres, lo arrastró hasta su apartamento soltándolo delante de la puerta del mismo.
Cuando un vecino consiguió reanimarle, le preguntó a Pepe Lomas:
—¿Qué te ha ocurrido, Pepe?
—No lo sé muy bien. Creo que me ha pasado un tráiler por encima.
Sí sabía bien Pepe Lomas lo que le había ocurrido pues, en el futuro, cada vez que veía a Marujita Torres salía corriendo tan rápido que ni el Usain Bolt lo habría alcanzado.

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