DULCE HOGAR (MICRORRELATO)

Copyright Andrés Fornells)
Zapatos nuevos, zapatos viejos, para andar siempre por el mismo camino, o para explorar caminos  nuevos. ¿Sacrificar por la seguridad que se tiene, la incierta, posible emoción de la aventura? Quien calza los zapatos tiene el privilegio de gastarlos según sea su elección.
Yo escogí demasiadas veces la aventura. Mi maravillosa madre me esperaba siempre en la casa para hacerme sentir la felicidad del regreso al hogar.
El tiempo me quitó a mi entrañable madre y  también me quitó ese entrañable hogar que me vio nacer.
Pude seguir escogiendo la aventura, pero desgraciadamente, a mi regreso, ya no encontré más la cálida, tierna y feliz acogida de aquel que regresa junto a todo aquello que más amaba. El viajero goza de muchas maravillas nuevas, pero a costa de sacrificar otras maravillas viejas que no lo son menos. Y cuando hace balance de lo visto y vivido, se llena de dudas sobre si mereció la pena lo que encontró, al compararlo con lo que perdió. Y si siente que su conciencia lo atormenta, no le quepa duda de que perdió, más que ganó, pues todas las maravillas juntas que encontró, no valen las miradas, los gestos, las atenciones y el amor de una buena madre a la que él entregó a la tristeza de la añoranza y a soledad.

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