UN TIGRE, DOS TIGRES... (MICRORRELATO)

tigres

 

 

 

 

 

 

 

Pepito Langostino era tan vanidoso como crédulo. Algunas mujeres , burlándose de él le decían cuando las miraba con ojos hambrientos:
—Eres un tigre. ¡Un auténtico tigre!
Debido a que se había creído estos falsos elogios femeninos, un día Pepito Langostino se fue a la selva a beneficiarse los pulmones con aire limpio y deleitarse los ojos con bellos y exuberantes paisajes. De todo esto pudo disfrutar hasta que se encontró con un tigre de verdad, y se le ocurrió decirle  ingenuamente amistoso:
—Hola, colega. ¿Cómo estás?
—Menos sabroso que tú, almuerzo mío —le respondió el gran felino que no tenía por costumbre  hacerse el simpático con quién le calmaba el apetito.
MORALEJA: Puede perjudicarnos muy seriamente creer sinceros todos los elogios que recibimos.

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