LA MAMÁ PERDIDA (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
Una niña de seis años entró en una comisaría. Llegó delante de la recepción, un mueble que era más alto que ella, y habló:
—Oigan, vengo a poner una denuncia.
La gente que estaba de servicio, no viendo a nadie pues la pequeña quedaba oculta a sus ojos por el mostrador, no hizo caso, pensando que sus sentidos se estaban burlando de ella, hasta que la misma vocecita repitió:
—Oigan, vengo a poner una denuncia.
Por fin la joven policía dobló el cuerpo, se asomó por encima del mostrador y viendo a la chiquilla le sonrió y le dirigió la palabra:
—Dime, pequeña, ¿qué pudo hacer por ti?
—Verá es que he perdido a mi mamá y quiero que me ayuden a encontrarla.
—Vaya. Debes estar muy preocupada —haciéndole gracia a la agente.
—Lo estoy. Estoy preocupada. Y muchísimo. Es la primera vez que mi mamá se me pierde.
Diez minutos más tarde, la mamá “perdida” se llevó una enorme alegría y un gran alivio al ver a su niña que creía perdida, sentada en una silla disfrutando de un chupa-chup y de las atenciones de todos los policías que en aquel momento se encontraban de servicio. La chiquilla al verla dijo:
—Menos mal que has aparecido. Ya tenía a todos los policías dispuestos a salir a buscarte.
La madre la cogió en brazos, riendo y llorando. Todos los presentes celebraron el encuentro de madre e hijo, con una salva de aplausos. Y aquel caso de mamá perdida fue el primero que quedó registrado en los anales de aquella comisaría de poiicía.