UNA FECHA HORRIBLE (MICRORRELATO)


(Copyright Andrés Fornells)
Elena se despertó sobresaltada. Parpadeo varias veces y adquirió conciencia de que se encontraba en su dormitorio y por la ventana cubierta solo por unos ligeros, casi trasparentes visillos entraba la luz de la madrugada. Su mente trató de averiguar la causa de su brusco despertar. Lo atribuyó a una pesadilla que había tenido. En esa pesadilla ella había quedado atrapada dentro de un tupido, oscuro bosque y se había apoderado de ella una terrible, insoportable angustia, porque buscaba desesperadamente escapar de aquella especie de prisión vegetal y corría de un lado a otro sin encontrar salida a este lugar convertido en laberinto.
Giró el cuello hacia su derecha. Su esposo, tendido al lado de ella, dormía profundamente. Sin tener una explicación clara para ello le indignó su intenso desfrute de sueño apacible, sin pesadilla alguna que lo angustiase. “No es ni la mitad de sensible que yo. Él es un hombre práctico, calmoso, tranquilo”.
Elena se puso una bata y marchó a la cocina. Prepararía el desayuno y luego despertaría “al comodón señor de la casa” pensó con malsana ironía. Sacó del frigorífico un envase de leche. Vertió la totalidad de su contenido en un cazo que llevó a quemador que acababa de encender. Puso unas rebanadas de pan de molde en el tostador. Dirigió la mirada al transistor colocado en un rincón del banco situado a continuación de la encimera. Pensó en poner un poco de música. La pondría bajita y, si a pesar de ello su marido se despertaba, pues que se fastidiase.
Antes de que terminara de tenerlo todo listo se abrió la puerta de la cocina y su esposo con lágrimas en los ojos la abrazo y entre sollozos logró balbucir:
—Debes sentir hoy, al igual que yo, tu corazón roto.
Entonces ella, mientras lo abrazaba a su vez, fijó la vista en el calendario, vio la fecha que señalaba y rompió a llorar con él musitando:
—Perdona, perdona…
Su marido, al que momentos antes había tildado de comodón e inalterable se había acordado antes que ella de que un día 5 de febrero, cinco años atrás, se les había muerto el bebé que habían tenido.

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