SOBRE FALOS Y CONSOLADORES ANTIGUOS

 

SOBRE FALOS Y CONSOLADORES ANTIGUOS

Hubo un tiempo en la historia del mundo en que la adoración al falo estaba muy generalizada, hemos podido averiguar por algunos escritos antiguos, estatuas, grandes falos de piedra y consoladores para mujeres vírgenes y mujeres infértiles. Quienes visiten Delos verán penes de piedra de más de un metro de tamaño que servían para esas ceremonias de exaltación al miembro masculino, pues, con esas colosales dimensiones no podían servir para otra cosa que no fuera contemplarlos y admirarlos, y quizás pensar en dioses que podrían usarlos con diosas de su misma gigantesca naturaleza.

Durante una fiesta (la Liberalia), que en la antigua Roma se celebraba a comienzos de la primavera en honor del dios Liber-Baco, seguidores de los dos sexos organizaban bacanales nocturnas en las que se entregaban a los más desenfrenados excesos, entre ellos una ceremonia durante la cual una doncella simulaba tener sexo con un falo de dos metros —¡qué bestias y exagerados eran!—.

De momento, mis investigaciones no me han permitido descubrir todavía como se realizaba el simulacro de esta doncella, y bien que lo está sufriendo mi siempre desenfrenada curiosidad. En fin, parece ser que las asistentes a este tipo de ceremonias podían contar con otro año de fertilidad, fertilidad en la que debían creer quienes vieran coronados sus esfuerzos procreadores con un embarazo deseado, y dudar quienes se esforzaban en igual medida sin obtener resultado procreador alguno, aunque unos y otros consiguieran —debe suponerse—disfrutar parecida cuota de placer.

En ese tiempo se practicaba con la ayuda de un falo artificial un tipo de desfloración, cruel, horroroso, pues se usaba para esa función del desvirgue vaselina mezclada con arena. Cualquiera puede imaginar que antes que pasar por tan terrible martirio, muchas mujeres decidieran seguir vírgenes o recurrir a los pepinos u otras hortalizas que no les procurarían fertilidad ninguna, pero resultarían mucho menos traumáticas. ¡Qué bárbaros, y que mala leche tenían los romanos de esa época!

También he podido averiguar que el culto al falo es antiquísimo pues lo practicaban hace aproximadamente 28.000 años, o sea en la llamada Edad de Piedra. Ya entonces existía ese culto al falo, pues muy recientemente encontraron uno perteneciente a la susodicha Edad de Piedra, que lleva el nombre de Falo de Hohle por haber sido descubierto en una cueva cerca de la localidad de Schelkingen (sur de Alemania). Este falo está tallado en marfil de mamut y tiene veinte centímetros de largo por tres de ancho, medida mucho más cercana a la realidad, que el exhibido en la fiesta de la Liberalia.

Seguiré con esto otro día ya que en este momento la prudencia me aconseja atender a la cocina donde tengo tres sardinas friéndose en la sartén, y sacarlas del fuego antes de que se me quemen. ¡Hasta pronto!