Bebida energética (microrrelato)
- BEBIDA ENERGÉTICA
Conocí a Amanda en una casa de comidas. Fuimos los dos a coger el mismo flan y nuestras manos chocaron.
—Huy, perdona.
—No, perdona tú.
Nos observamos con interés. Yo le dediqué una sonrisa ligona. Ella me respondió con una mirada acariciante. - —El flan es tuyo –concedí.
- –Es el último que queda.
- –Para ti. Yo comeré una naranja que tiene mucha vitamina «C».
- Ella sonrió con la boca cerrada y echó a andar delante de mí. Poseía un cuerpo espléndido y lo movía con excitante sensualidad. Tomó asiento en una silla. Encima de la mesa situada junto a ella habia únicamente un plato dentro del que estaban los cubiertos y un par de patatas fritas manchadas de catchup. Le dije en plan simpático:
- –¿Puedo quedarme a ver como te comes el flan?
- –Pues claro –sonriéndome de nuevo—. ¿A qué te dedicas? —mostrándome abierta curiosidad.
—Soy escultor —con manifiesta intención—. Mi especialidad son los cuerpos femeninos desnudos.
—Muy interesante —amable y sonrojándose levemente, reacción suya que me hizo suponer que ella era pudorosa.
—¿A qué te dedicas tú? —curioso a mi vez.
Ella hizo un gesto vago con su mano, mano que no habría querido mejor, para ella, una pianista.
—A subsistir. Me dedico simplemente a subsistir.
Abrió su boca y dejó al descubierto sus afilados colmillos de vampira. Yo le respondí enseñándole los colmillos míos. Cuando terminamos de comer los postres marchamos hasta el coche mío y dentro de él, con las luces apagadas intercambiamos deliciosas succiones mientras escuchábamos el CD, que yo había puesto en mi aparato de música: - —“Devórame tonight, devórame tonight…”