A UN PAÍS DE CIEGOS LES BASTA POR REY UN TUERTO (RELATO)

A UN PAÍS DE CIEGOS LES BASTA POR REY UN TUERTO (RELATO)

A UN PAÍS DE CIEGOS LES BASTA POR REY UN TUERTO

(Copyright Andrés Fornells)

Hubo una vez un país en el que un exagerado número de sus habitantes eran ciegos de mente. Debido a esta ceguera generalizada la mayoría de esos habitantes creyó que, para gobernarles les bastaría un rey tuerto. Pensaron que, al fin y al cabo, por poco que viese siempre vería algo más que ellos.

El rey Tuerto necesitó para seguir adelante con unos proyectos muy ambiciosos y enriquecedores que tenía (enriquecedores para él y para los suyos) lo ayudasen a conseguir el trono.

Como en ese país funcionaba un sistema político llamado Democracia, que era un sistema tan defectuoso que los humoristas lo llamaban: <<El sistema chicle>>, por cómo podía estirarse para cualquier lado, dependiendo de los escrúpulos o falta de ellos que tuviesen quienes lo estirasen.

El partido A de la oposición que tenía dos ojos y veía muy bien con ambos, dijo:

—Con un rey tuerto, yo no llego a acuerdo ninguno y, con respecto a su elección, voto en contra.

El partido B de la oposición, que se creía andaba de visión todavía mejor que el anterior, dijo:

—El rey Tuerto nunca será elegido porque los votantes, aunque muchos de ellos no pueden ver, son todos muy buena gente y no están a favor de los tuertos malvados y sin escrúpulos.

Pero un muy pequeño partido C, cuyos miembros se hacían los ciegos, pero tenían tres ojos y todos esos ojos tan sanos que ni gafas necesitaban, dijo:  

—A mí me gustan los tuertos, siempre y cuando yo salga ganando asociándome con ellos.

Este partido C ayudó a ser presidente al rey Tuerto a cambio de que le regalasen un tren de juguete, le perdonasen lo que debía en la Feria, y otras cosas más, ninguna de ellas barata.

Lo más gracioso de esta historia es que los partidos compuestos por personas que veían muy bien por poseer unos ojos excelentes se convirtieron en esclavos del rey Tuerto y de sus socios, y nunca entendieron que el mundo había cambiado tan terriblemente que la mentira vencía a la verdad y la maldad a la bondad.

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