UNA PAREJA TERMINÓ MAL (Microrrelato)

UNA PAREJA TERMINÓ MAL (Microrrelato)

         Y el poeta dijo con marcado dramatismo a la mujer que lo había citado en el parque y nada más estuvieron juntos le comunicó, mostrando una actitud totalmente despiadada, que daba su relación por terminada:

         —Lo sospechaba, desdichado de mí —reconoció él, histriónico rapsoda—. Últimamente estabas muy fría conmigo. Bien, antes de quitarme la vida por ti, te entrego el océano de mis más bellos sentimientos —lúgubre, empalidecido el rechupado semblante del ensamblador de palabras hermosas.

         —Me parece perfecto. Oye, ¿no puedes entregarme también una barquita para que pueda yo pasearme por ese océano tuyo en compañía de mi otro amante? —ella cínica, cruel.

         Reaccionó furioso el poeta:

          —¡Ah, no! En ese caso os fastidio. Retiro el océano y os pongo un precipicio para que tu otro amante y tú os rompéis la crisma cayendo al fondo de él.

          Extremadamente indignada ella:

          —¡Eres un tipo muy vengativo! Nunca lo habría sospechado escuchando tus melifluos madrigales. Evidentemente, no merecías mi cariño. Me has decepcionado dolorosamente. Adiós.

          —Y tú tampoco merecías el cariño mío, zorra. Hasta nunca.

          Se separaron furiosos, enemistados.

          El poeta consideró que no merecía la pena matarse por una mujer traicionera como aquella y tiró dentro de un contenedor de basura el frasquito de pastillas mortíferas que traía en su bolsillo.

         Al día siguiente, en aquel barrio, media docena de inocentes gatos aparecieron muertos.

(Copyright Andrés Fornells)