UNA NIÑA PEQUEÑA EN CUALQUIER GUERRA (MICRORRELATO)

Una niña muy pequeña, frágil, indefensa y temblando hasta el punto de castañear sus dientes, le decía a su muñeca, mientras la miraban húmedos de llanto sus grandes, inocentes y aterrados ojos:
—Cuando los hombres malos dejen de matarnos con sus terribles bombas, mamá nos comprará, a las dos, un vestidito nuevo y limpio. Pero antes de cobseguir los vestidos, mamá ha de encontrar algo de comida que ha salido a buscar porque estamos muy hambrientas y sedientas.
Y en aquel instante se produjo un estruendo ensordecedor. Una de las bombas arrojadas por los hombres malos acababa de explotar muy cerca de la casa medio derruida donde ella se encontraba en aquel momento. La tierra retumbó. Varios edificios saltaron por los aires, mezclando cascotes y aullidos de dolor y muerte de los seres humanos hechos pedazos. Una densa nube negra la dejó a oscuras. Cayó polvo del techo.
La niña, despavorida, gritó con todas sus fuerzas. El pánico le estrujó el corazón. Abrazó a su muñeca pretendiendo protegerla. La pequeña ignoraba todavía lo peor que acababa de sucederle: se había quedado sin quien la había protegido a ella desde mucho antes de que viniese a un mundo despiadado, desalmado y asesino. Un mundo en el que los seres humanos, para los monstruos poderosos que lo gobiernan, son bastante menos que monigotes carentes de valor alguno, y que las cifras de muertos falsearían aumentándolas o disminuyéndolas según conviniese a su deshumanizada propaganda.
(Copyright Andrés Fornells)