UNA HISTORIA CASI ENCANTADORA DEL TODO (RELATO)
UNA HISTORIA CASI ENCANTADORA DEL TODO
(Copyright Andrés Fornells)
Me hallaba leyendo un libro tan humorista que sus personajes despertaban riendo y el gobierno que los desgobernaba hacía llover dinero sobre los contribuyentes, cuando sonó el timbre que tengo junto a la puerta de mi apartamentito de diez metros cuadrados construidos que es a lo máximo que puede aspirar un ciudadano que paga de impuestos más que un magnate paga por su mansión, aunque digan que las comparaciones son odiosas.
¡Ring-ring!
Abrí la puerta de bisagras alegremente chirriantes, y mi boca impresionable se convirtió en un donut.
—Oye, ¿es tuyo este gatito? —la prenda a la que acababa yo de abrir la puerta de la calle era guapísima, y yo no la había visto en mi vida, ni a ella ni al felino que traía en sus manos bonitas de uñas moradas.
Pensando más en ligar que el hecho de que por la noche tendríamos a la luna en cuarto menguante, acepté arrastrado por el oleaje de la lujuria:
—Claro que es mío el gatito. El corazón roto tengo desde el momento en que lo creí perdido para siempre. Mira cómo se ha encariñado contigo que cobijado está en tu generoso y turgente pecho. ¿Vendrás a verlo todos los días, preciosa? Mi gatito te quiere ya tanto, como me quiere a mí. Escucha la musicalidad con que ronronea.
—Ciertamente, es un gatito precioso y ronronea deliciosamente. Vendré a verlo todas las noches, si tú me lo permites.
—Adorable amante de mi gato, ven a vernos todos las noches y te demostraré que yo soy más cariñoso que mi gato. En realidad, a ser así de cariñoso como él es, se lo he enseñado yo.
—De acuerdo, vendré a veros todas las noches — fijándose ella en mis musculosos brazos y en el tatuaje que llevo en uno de ellos, y que reza así: Nadie de este mundo podrá quererte ni la mitad de lo que puedo quererte yo.
Ella, que se llama Desiré, viene todas las noches a vernos, sin importarle las fases conque la luna tenga el capricho de vestirse, y en el juego de cama es una chica espectacular. Tan espectacular es que, por poco que yo pueda, estaré con ella hasta que las ranas vayan por la vida provistas de cantimplora.
Y como todas las historias son como las monedas y tienen dos caras, en la historia mía la cara buena (rectifiquemos y digamos buenísima) es Desiré; la cara mala es que Hércules, mi pastor alemán que se lleva a matar con el gato forastero, armando los dos peleas en las que me están destrozando el apartamento.
Desiré y yo, acostumbrados ya a ellas, vamos a lo nuestros sin permitir nos distraiga de lo que tanto nos gusta hacer.
Considerando que Desiré, como arquitecta ganas muchísimo más que yo como oficinista, espero corra ella con todos los gastos de los destrozos que nuestras mascotas están causando.