UNA GOTA DE HUMOR (106)

Lucía Corrales vivía en un pueblo pequeño, escondido entre altas montañas. Era un pueblo muy anticuado. Tanto era así que en todos los hogares reinaba el pudor y la ciega obediencia de los hijos a los padres. Estos dos principios morales conseguían que las mozas llegasen al matrimonio con el
Arturito López era considerado por sus padres un hijo ejemplar. Durante sus vacaciones estivales, en vez de estar como tantos chicos de su edad callejeando o divirtiéndose fuera de casa, cuando sus padres marchaban al trabajo él se quedaba en el hogar estudiando materias diferentes a las de sus estudios