UN MODESTO HÉROE DIGNO DE SER ADMIRADO
Todos en la aldea le llamaron loco cuando lo vieron atacar una montaña de 90 metros armado únicamente con un martillo y un cincel oxidado. Pero Dashrath Manjhi no estaba construyendo un camino, estaba ejecutando una venganza contra la geografía que le había arrebatado al amor de su vida.
Su esposa, Falguni, no falleció por una enfermedad incurable. Falleció por culpa de la distancia que separaba su aldea del hospital. Al sufrir un accidente, el hospital más cercano estaba a 55 kilómetros, bloqueado por una inmensa montaña, por ende durante el trayecto para ser atendida, no resistió. Ese día, el dolor de Dashrath (sus esposo) se transformó en una obsesión furiosa y juró que nadie más pasaría por ese infierno.
Vendió sus cabras, compró herramientas básicas y comenzó a golpear la roca. Día tras día, bajo el sol abrasador y las lluvias monzónicas, Dashrath picó piedra. Los aldeanos se burlaban de él, pero él seguía martillando, impulsado por la memoria de su esposa y la promesa de que nadie más sufriría ese dolor.
Lo que parecía físicamente imposible se hizo realidad en 1982. El "Hombre Montaña" salió al otro lado de la montaña abriendo paso él solo, creando una vía de 110 metros de largo y 9 metros de ancho, que redujo el viaje vital de 55 kilómetros a apenas 15.
Dashrath murió pobre, pero dejó atrás el monumento más grande del mundo, y aunque no fue un palacio de mármol, fue el recuerdo de que nadie más pasaría por el dolor de perder una esposa en medio de la carretera.
Fuente en Times of India y Documentales de la División de Cine de la India sobre la vida de Dashrath Manjhi.