TROYANO, MI PERRO, SE PREOCUPA POR MÍ (VIVENCIAS MÍAS)

TROYANO, MI PERRO, SE PREOCUPA POR MÍ

(VIVENCIAS MÍAS)

(Copyright Andrés Fornells)

Troyano, mi perro, es como la mayoría de los canes un animal muy inteligente, aparte de fiel y hermoso. Troyano y yo hemos llegado a conocernos tanto como puedan conocerse un hombre y su perro. No sé si lo hacen todos los de su especie, pero él, cuando estamos juntos suele mirarme a la cara con cierta frecuencia para descubrir mi estado de ánimo.

Si yo estoy escribiendo en mi ordenador él hace como que dormita, apacible, sosegado, risueño. Pero si percibe una pausa larga por mi parte en el aporreo del teclado, levanta la cabeza y me examina. Si percibe que la expresión de mi cara muestra inquietud o pesar, se despereza, se viene hasta mí, coloca su cabeza sobre mis piernas y me da a entender que, no importa lo que me agobie, puedo contar siempre, incondicionalmente, con él. Esta actitud suya me conmueve hasta el punto de que suspiro y, reconocido, pienso que él nunca me dejará solo en mis malos momentos.

Acaricio su cabeza y le digo, conmovido mientras él cierra sus ojos, gozoso, complacido:

—Sí, mi querido amigo. Yo también te quiero muchísimo

Y espero a que él, comprendido lo que acabo de decirle, emita un bostezo de satisfacción y regrese a su lugar de observación. Entonces yo reanudo mi labor reconfortado con su devota actitud.

Y reconozco que sin él, mi vida perdería mucha calidad. Y le estoy profundamente agradecido por ello.

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