TENÍA MUY BUEN OÍDO Y MUY BUENAS PIERNAS (RELATITO)

TENÍA MUY BUEN OÍDO Y MUY BUENAS PIERNAS (RELATITO)

TENÍA MUY BUEN OÍDO Y MUY BUENAS PIERNAS

(Copyright Andrés Fornells)

Olegario Manzanas se hallaba en lo mejor del gozo copulativo cuando escuchó el clic que producía la cerradura de la calle abriéndose. Olegario Manzanas abandonó, veloz como el rayo, a la mujer que disfrutaba, recogió su ropa del suelo y escapó corriendo por la ventana que salto como si de una valla olímpica se tratara. Si alguien lo hubiese cronometrado, seguramente habría descubierto que Olegario Manzanas estaba fulminando el récord mundial de velocidad.

Olegario Manzanas, debido a lo cumplidor que siempre había sido, esta fue la única vez, a lo largo de toda su vida, que dejó un trabajo a medio hacer. Pero en este caso lo justificó el hecho de que el marido de la infiel era policía, tenía una pistola y extremadas ganas de usarla, como demostraban las cinco muescas que sumaba en ella.

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