Relatos
CAMPOSANTO (primer fragmento)
Para protegerme, porque yo me mostraba extremadamente curioso, mi gente me advertía de que la curiosidad puede resultar tan peligrosa, que igual es mejor carecer de ella, que poseerla en exceso. Cierta vez, cuando todavía era un muchacho, escuché decir a un anciano, que de noche, en los cementerios, los