SUEÑOS Y REALIDADES (MICRORRELATO)
Todos los seres humanos, al nacer traemos con nosotros algún don muy especial. Por eso existen los humanos explotadores, los humanos asesinos, los humanos esclavos, los humanos curanderos, los humanos capitalistas, los humanos estafadores, los humanos pintores, los humanos escultores, los humanos escritores, los humanos basureros, etc.
Mi don especial es el de tener sueños, sueños que valen mil veces más que mis anodinas y ruinosas realidades cotidianas.
Lo malo para mí es que no puedo dedicarme plena, exclusivamente al placer onírico porque para continuar vivo necesito consumir alimentos; los alimentos cuestan dinero y el dinero sólo puede conseguirse de dos maneras: trabajando o robando.
Trabajar es duro, cansa el cuerpo y la mente y te priva de hacer otras cosas que te gustarían bastante más hacer. Robar puede exigir menor esfuerzo físico, pero está penado por las leyes y, cuando los encargados de que se respeten esas leyes cogen al ladrón (exceptuando si ese delincuente es político o ladrón de guante blanco) es privado de la hermosa libertad, (algo aparentemente barato) que todos los seres humanos amamos muy de veras.
Sostengo que soñar, para mí vale más que mil realidades, porque soñando puedo ser todo lo que en la realidad no soy ni existe posibilidad alguna que logre serlo ni en un millón de años. Soñando puedo ser un hombre bellísimo, atlético, asombrosamente talentoso; conseguir todo cuanto puedo ambicionar: suculentos banquetes, salud inquebrantable, coches de alta gama, lujosos yates, aviones privados, mujeres hermosísimas locamente enamoradas de mí…
Shhhhh… Por favor, no hagan ruido, no vayan a despertarme, he comenzado a soñar que soy candidato favorito en las elecciones para presidente del país más corrupto del mundo entero. No me pregunten su nombre. Miembros del gobierno actual acaban de pagar a alguien para que borre ese nombre. Ahora mismo solo puede verse una enorme mancha negra. No; esto que acabo de afirmar no es un bulo. Es la cada día más escasa verdad. Y una cosita más: No me critiquen por los ronquidos. Tengan la indulgencia de reconocer que son unos ronquidos muy musicales y que procuran gozoso agrado al oído que los escucha voluntaria o involuntariamente
(Copyright Andrés Fornells)