SE TRANSFORMÓ POR EL AMOR DE UN HOMBRE (Microrrelato)

sirena 3

SE TRANSFORMÓ POR EL AMOR DE UN HOMBRE 

         Una mañana, hace ya mucho tiempo, me fijé en una chica sentada en un banco situado al lado mismo del mar. La chica estaba llorando con una pena tan honda que, compadecido, me acerqué y sentándome a su lado en el banco traté de consolarla:

         —No llores, bonita. Nada hay en este mundo que no tenga remedio. Lo que hoy pueda parecerte imposible, mañana se convertirá en posible. Ten fe, anímate y espera. No hay dolor que no seamos capaces de vencer con el paso del tiempo.

         —La desgracia mía no tiene remedio —manifestó profundamente compungida, mirándome con reconocimiento—. No me es posible la vuelta atrás. No puedo ya volver a ser lo que fui. Yo era una sirena y por amor a un hombre perdí mi cola cambiándola por dos piernas. Ese hombre me ha traicionado, me ha abandonado y ya no puedo volver al mar, a mi mundo, ese lugar donde era feliz y donde podría serlo de nuevo.

      Deseé como nunca antes poseer la capacidad de obrar milagros y convertirla en sirena otra vez, pero sabiéndome incapaz de realizar prodigios, hice lo único que estaba a mi alcance: le regalé mi pañuelo y la acompañé en su llanto llorando también, en mi caso, de lástima por ella.