EL PUENTE DE LAS TETAS Y UN POEMA DE ALBERTI (MIS VIAJES)
En 1509, un escritor estimó que en la ciudad de Venecia había, ejerciendo la prostitución unas 11, 565 cortesanas.
Para proteger el buen nombre de este barrio, sus vecinos vienen contando, desde muy antiguo, otra historia. En la época a la que ellos se refieren, los pescadores venecianos después de pasar cuatro o cinco meses embarcados, al regresar de estos viajes empezaron a buscar otro tipo de compañía que no fuera la femenina, continuando en tierra los juegos sexuales que habían practicado con sus compañeros mientras estuvieron en su barco navegando. Entonces el Doge, temiendo una importante merma en la natalidad, tomó cartas en el asunto y permitió que las mujeres los tentaran exhibiéndose sobre la baranda del puente con los pechos al aire. Considerando las modestas dimensiones de este puente, el número de mujeres que lo ocupaban no podía ser muy elevado, por lo que es de suponer que se pasearían desnudas de cintura para arriba también por los alrededores del mismo.
Esto me lo contó una hermosa veneciana, medio bruja, a la que invité a cenar, y a la que, habiendo yo elogiado la altivez de sus pechos me dio unas fórmulas que escribí, por curiosidad, y de cuya eficacia o no eficacia me declaro inocente. Fórmula para disminuir el tamaño de los senos exageradamente grandes: hervir 13 hojas de Guanábano en un litro de agua durante 7 minutos y tomar el líquido resultante tres veces al día durante 15 días. Fórmula para endurecer los senos: hacerse masajes con pomada de Yodosalito y tomar bebidas de la hierba hervida de San Juanito, tres veces al día. Y finalmente, para frenar su flacidez: 1 clara de huevo y agua de cebolla. Batir la clara de huevo a punto de crema, luego extender la clara en la parte baja de los pechos hasta la mitad, dejarla actuar durante treinta minutos y finalmente lavarlos con el agua de cebolla. La bella veneciana no quiso darme la fórmula para agrandar los pechos, diciendo, muerta de risa, si no me parecía que ella los tenía ya lo suficientemente grandes. Tuve que reconocerle que así era, porque vaya siempre la verdad por delante, a no ser que la mentira nos favorezca, como dicen los pícaros.
Quienes visiten Venecia lléguense hasta este famoso puente, cierren los ojos y, si son personas muy sensitivas, puede que vean en la pantalla de su imaginación a algunas cortesanas del siglo XVI a pecho descubierto. A mí me funcionó.
BELLO POEMA QUE NUESTRO GENIAL ALBERTI DEDICO AL PUENTE DE LAS TETAS.
Por el puente de las tetas
se asoman las venecianas.
Eran tetas, no manzanas,
las del puente de las tetas.
Bajo el puente de las tetas
yo miraba en la corriente
temblar las tetas del puente
de las tetas.
Sobre el puente de las tetas
las tetas ennochecían
y se desaparecían
por el puente de las tetas.
Sin el puente de las tetas
dormí y soñé dulcemente
que dormía sobre el puente
de las tetas.