NO DEBIERON DESPRECIAR AQUEL REGALO (MICRORREGALO)
Silvia y Raúl estuvieron saliendo juntos durante algunos meses. Él la quería con todo su corazón, ella lo estuvo utilizando como pasatiempo. Y cuando conoció a un tal Alberto, que la conquistó con su abultada cartera y su flamante Porsche, rompió con Raúl.
Total, que meses más tarde Silvia se casó con Alberto, el de la cartera llena de dinero y el Porsche nuevo, De viaje de bodas, ambos escogieron realizar un crucero de quince días de duración.
Raúl, cuando se enteró del viaje que iban a realizar a bordo de un lujoso barco les envió dos salvavidas acompañados de una nota que ponía:
“Hundisteis mi vida, pero yo no soy rencoroso. Os envío estos salvavidas para cuando os hagan falta.
Los recién casados, furiosos al interpretar pretendía gastarles una broma de mal gusto el antiguo pretendiente de Silvia , tiraron eos flotadores a la basura.
Llevaban tres días de navegación cuando, hallándose en alta mar, el trasatlántico en el que viajaban se hundió al chocar con un iceberg. Silvia y Alberto habrían podido salvar sus vidas, de haber guardado con ellos los dos salvavidas que les regaló el novio desairado.
Cuando Raúl se enteró del naufragio en el que sucumbieron, entre otros muchos pasajeros, su ex novia y su marido, comentó con malsana satisfacción:
—Tenía que ocurrir lo que ha ocurrido. Mis corazonadas nunca fallan. Se lo dije más de una vez a Silvia. Debió haberlo tenido presente.