NI PIZCA DE GRACIA (MICRORRELATO)

NI PIZCA DE GRACIA
Anselmo Portales tenía tanta gracia cayéndose, que cuantos le conocían no paraban de hacerle zancadillas. Sus amigos, especialmente, se rieron mucho con ello, pero el pobre Anselmo Portales, con tantas caídas se hizo polvo las rodillas y terminó en una silla de ruedas. Como habrán comprobado, quienes hayan tenido la bondad y la paciencia de haberla leído, esta historia no tiene ni pizca de gracia.

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