MARCA DE NACIMIENTO (MICRORRELATO)

MARCA DE NACIMIENTO (MICRORRELATO)

Dos guapas modelos, en una cantina cercana a la lujosa sala donde van a tomar parte en un desfile de moda, beben sendos tequilas. Una de ellas, Samantha, es neoyorquina, y la otra, Lupita, es jalisciense.

En la televisión colocada en un alto estante, para que todos los clientes puedan verla, están dando las últimas noticias. Samantha no las escucha pues está viendo en su teléfono móvil las imágenes de la pequeña fiesta que su hermana mayor ha dado para celebrar su cumpleaños. Lupita sí escucha las noticias y de pronto, una de ellas le hace exclamar:

—Ay, Virgen de Guadalupe, ¡qué chido!

Y comienzan a verter abundantes lágrimas sus bellísimos ojos negros. Su compañera de profesión, sorprendida, quiere saber, compadeciéndose de ella:

—Pero, ¿por qué estás llorando desconsoladamente, Lupina? ¿Qué acaba de apenarte?

—Nada, mi linda. Lloro porque acabo de escuchar en las noticias que ha dado la televisión, que a mi peor enemiga, la malvada que me dejó sin mi bello marido, le han echado del concurso de Miss Universo, por puta. La pillaron acostada con un miembro del jurado, seguramente haciendo con ello méritos para que la eligieran a ella.

—¿Y por eso lloras?

—Pues sí, lloro porque soy mexicana.

—No lo entiendo. ¿Qué significa eso?

—Pues está muy claro, mi comadre. Los mexicanos lloramos de alegría y cantamos de dolor. ¿Me estás escuchando acaso, a mí cantar?

La norteamericana se echó a reír y la mexicana moviendo la cabeza en sentido negativo juzgó:

—Chamaca del país de los dólares, no has entendido nada de lo que te he dicho. ¿Nos echamos otros tequilas?

—Sí, vamos a celebrar que hayas llorado.

Cuando acaban de serles servidas las bebidas, en la televisión dan las noticias deportivas. Las dos amigas las están escuchando.

<<En el partido internacional de futbol, celebrado ayer tarde, Estados Unidos derrotó a México por dos goles a uno>>.

—Lupita, ¿debo llorar por esto? --la neoyorquina.

—Ay, chingona, sí entendiste lo que te dije antes. Y a mí me toca cantar.

Ninguna de las dos lloró ni cantó, sino que rompieron en alegres carcajadas y a continuación  chocaron los vasos que contenían el licor más famoso de todos cuantos se han creado en el país de los charros y las charras.

(Copyright Andrés Fornells)