LO DIJO ARISTÓTELES
Abdullah era un sultán inmensamente rico y poderoso. Y debido a su inmensa riqueza podía permitirse cualquier capricho por caro que fuese. Tenía en su fastuoso harén doscientas mujeres, todas ellas muy hermosas, pero ninguna de ellas reunía tres cualidades que él deseaba: que fuese virgen, pelirroja, tuviese los ojos
Regresé a España después de una larga estancia en Alemania, donde tengo varios amigos estupendos. Esperaba a que las cintras transportadoras trajeran los equipajes del vuelo en el que yo había ve nido, cuando una mujer vino a colocarse a mi lado. La miré. Ella me miró y a pesar
Tomás Castro había llegado al hotel Sargazos a las once de la noche. Era la tercera vez que se alojaba en este lujoso establecimiento. Despidió con una propina al botones que había llevado su equipaje hasta la habitación. Cerró la puerta después que salió el agradecido muchacho. Colocó su maleta
Estaban jugando en campo contrario con todo el público silbándoles, abucheándoles e insultándoles. Encima de todo esto ellos estaban jugando fatal. Los delanteros no funcionaban y los defensas tampoco lo estaba haciendo mucho mejor. Afortunadamente para el equipo, Aurelio, el portero, para desesperación de la escuadra rival, lo estaba parando