LAS MUJERES QUE MAS GUSTAN A CIERTO TIPO DE HOMBRES (PÍLDORAS FILOSÓFICAS)


(Copyright Andrés Fornells)
Vivimos tiempos convulsos, erráticos y desquiciados. Se ha puesto de moda alterarlo todo, empezando por la flora, la fauna animal y la naturaleza humana. Se han metido de lleno, los peligrosos modificadores, con los alimentos naturales que los han convertido en transgénicos, con algunos animales que están convirtiendo en híbridos, y con hombres y mujeres a los que están cambiando las maravillosas características con las que vinieron al mundo por medio de cirugías estéticas y otras técnicas alteradoras de las formas naturales que trajimos al llegar al mundo.
Hoy me ocuparé de las mujeres. A las mujeres, estos andróginos que se mueven alados como si fuesen ángeles, en vez de demonios, con el invento de la moda han convertido a algunas mujeres en sacos de huesos desprovistos de curvas, que se acercan peligrosamente a la anorexia. Con ello han logrado que, los hombres que todavía guardamos parte del tesoro atávico que heredamos como tales, nos encontremos añorando esas mujeres opulentas, llenas de voluptuosas curvas (no gordas y fofas, que se entienda esto debidamente) que mirándolas se nos despertaba ese deseo carnal que a ellas las hacía tan especiales y a nosotros tan devotos esclavos suyos. En otros tiempos, y también en la actualidad, los hombres que no tienen adulterado o estropeado el gusto, contemplan a una mujer que entra dentro de los parámetros de su gusto y exclaman exaltados, llenos de virilidad, de vida y de deseos de disfrutar salvajes, extasiantes placeres:
—¡Dios de los cielos, lucharía a muerte por conseguir que esa hembra me amase!
Esos deseos ancestrales (que creo se están perdiendo un poco más cada día) no los despierta una modelo que quizás, la única curva que todavía posee es la de su cráneo cubierto de perfumado, sedoso pelo, la mitad del cual quizás no sea suyo, por tenerlo lleno de extensiones.
Bueno, por hoy terminaré aquí. Espero no recibir demasiadas críticas de detractores y, sobre todo, arañazos.
Que la felicidad os aumente el día de hoy y, en igual medida, otros días venideros también. ¡Os quiero, Humanidad!
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