LAS MUJERES QUE MÁS GUSTAN A CIERTO TIPO DE HOMBRES (OPINIÓN DEVALUABLE)
Opino, por si a alguien le importa mi opinión, que vivimos tiempos convulsos, erráticos y desquiciados. Se ha puesto de moda alterarlo todo, empezando por la flora, la fauna y la naturaleza humana. Se han metido de lleno, los peligrosos modificadores, con los alimentos naturales que los han convertido en transgénicos; con algunos animales que están convirtiendo en híbridos, y con hombres y mujeres a los que están cambiando las genuinas características con las que vinieron al mundo, por medio de cirugías estéticas y otras técnicas alteradoras de las formas naturales que trajimos a la llegada. Seguramente me llamarán estúpido retrógrado todas aquellas señoras y señores que gracias al bisturí, silicona y otros tipos de rellenables, han pasado de feos y poco deseables, a guapos y despertadores de encendidas lujurias. ¡Allá ellos! En otros tiempos, en este bendito país, se podía disentir sin que jaurías de la opinión única ni tan siquiera te enseñaran los dientes. ¡Ay, ya lo decía mi abuelo Vicente: qué tiempos tan buenos eran aquellos!
Y el colmo ya es que a las mujeres mal aconsejadas por algunos andróginos que se mueven alados como si fuesen ángeles, en vez de demonios, con el invento de la moda han convertido a algunas mujeres en sacos de huesos desprovistos de curvas y que se acercan peligrosamente a la anorexia. Con ello han logrado que, los hombres que todavía guardamos parte del tesoro atávico que heredamos como tales, nos encontremos añorando esas mujeres opulentas, llenas de voluptuosas curvas (no gordas y fofas, que se entienda esto debidamente) que mirándolas se nos despertaba ese deseo carnal que a ellas las hacen tan especiales y a nosotros, los hombres que aun conservamos cierto primitivismo, sus adoradores, sus esclavos.
En otros tiempos, y también en cierta medida en la actualidad, los hombres que no tienen adulterado o estropeado el gusto, contemplamos a una mujer que entra dentro de los parámetros de nuestro gusto y exclamamos exaltados, llenos de virilidad, de vida y de extasiantes deseos:
—¡Dios de los cielos, lucharía a muerte por conseguir que esa dama-diosa me amase!
Esos deseos ancestrales (que creo se están perdiendo un poco más cada día, y ojalá esté equivocado en lo que digo) no los despierta un tipo de modelo que quizás, la única curva que todavía posee es la de su cráneo cubierto de perfumado, sedoso pelo, la mitad del cual quizás no sea suyo, por tenerlo rellenado de extensiones.
Bueno, no añadiré nada más no sea cosa que alguna de las personas a las que enrabiete lo que acabo de escribir aquí me castigue con algún arañazo cariñoso.
Que la felicidad os aumente el día de hoy y, en igual medida, otros días venideros también. ¡Os quiero, Humanidad!
(Copyright Andrés Fornells)