LA HEROICIDAD NO DEPENDE DEL DINERO QUE SE TIENE
Cuando el Titanic se hundió, llevaba a bordo, entre otra mucha gente acaudalada, al millonario John Jacob Astor IV.
El dinero de la cuenta bancaria de este opulento caballero le habría alcanzado para construir más de 30 Titanics.
Sin embargo, ante un peligro mortal, él eligió, en un gesto de admirable valor, lo que consideraba moralmente correcto y renunció a su lugar en un bote salvavidas para que pudieran salvarse dos niños aterrados. Y sucumbió en el hundimiento de aquella lujosa y desafortunada embarcación.
Encontrándose en el mismo caso que el caballero anterior, el millonario Isidor Straus, copropietario de la mayor cadena de grandes almacenes estadounidense "Macy's", que también estaba en el Titanic cuando se hundía demostró su valor y honestidad diciendo:
"Nunca subiré a un bote salvavidas antes de que lo hayan hecho los demás hombres".
Su esposa, Ida Straus, también se negó a subir al bote salvavidas y cedió su asiento a su nueva ama de llaves, Ellen Bird. Y decidió pasar sus últimos momentos de vida en compañía de su querido esposo.
Estos señores multimillonarios prefirieron renunciar a sus riquezas e incluso a sus vidas antes que comprometer sus principios morales.
Su elección a favor de los valores morales puso de relieve el brillo de la civilización humana y el coraje de la naturaleza humana.
Estos casos nos demuestras que todas las personas valemos por lo que somos y no por la riqueza o pobreza que poseemos.