INCLINACIÓN A LA CARIDAD (MICRORRELATO)

mendigo
INCLINACIÓN A LA CARIDAD
Un abuelo entregó a su nietecito una moneda para que se comprase el helado que éste le había expresado deseaba comerse. A escasos dos metros de la heladería el pequeño vio a un mendigo pidiendo caridad y, sin dudarlo un instante, le entregó la moneda recibida.
El abuelo colmó de besos el rostro del niño premiándole por haber demostrado que eran mayores sus buenos sentimientos que el placer que podía dar a su paladar. Cuando aquel abuelo dejó de poder valerse por si mismo, tuvo en todo momento la ayuda de aquel nieto que había descubierto, a muy temprana edad, el marvilloso placer que experimenta la gente buena siéndolo.

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