ENTIENDO, ALMORZASTE PESCADO (MICRORRELATO)

ENTIENDO, ALMORZASTE PESCADO (MICRORRELATO)

Un docente de lengua española se encontró en la calle con otro profesor al que conocía de haber trabajado ambos en la misma universidad. Llevaban bastante tiempo sin verse y les alegró mucho este encuentro.

—¿Cómo te va, colega?

—Bien. Sigo ganado la misma miseria de siempre.

—También yo. Quizás con la entrada de un nuevo gobierno consigamos un pequeño aumento.

—Lo dudo. Como todos los gobiernos están formados por gente inculta ninguno de ellos valora la cultura. ¿Sigues escribiendo novelas?

—Sigo. Precisamente vengo de entregar la última mía a una editorial.

—¿Crees que te la publicarán?

—Es posiblemente. He procurado utilizar el lenguaje grosero, zafio y nada erudito que suele emplearse actualmente.

—¿Cree que el papel, sobrevivirá a todos los sucedáneos que le están surgiendo?

—Sin la menor duda que sobrevivirá. Nadie querrá limpiarse el trasero con una pantalla de ordenador, pongo por ejemplo.

—Pobres árboles, quizás serán ellos los que no sobrevivirán.

—Ahí podría yo darte la razón. Pero no te preocupe eso, suplirán los verdaderos por unos de plástico, más prácticos porque no habrá que regarlos, ni abonarlos ni cuidarlos. El plástico lo encontramos ya hasta en la comida.

—Entiendo, almorzaste pescado este mediodía.

—Cierto. Podrías buscarte un sobresueldo ejerciendo de adivino.

—¿Te apetece que nos tomemos un café y hablemos un rato sobre la buena literatura y los grandes maestros de nuestro riquísimo, extraordinario y sublime idioma?

—Nada podría apetecerme más que eso.

Y los dos colegas, animados por la llama de la cultura, caminaron hermanados en busca de la cafetería que tenían más cerca.

(Copyright Andrés Fornells)