ELEGÍA A UNA BUENA MADRE MICRORRELATO)

Y una tristísima mañana, a la hora que debes levantarte, tu madre no te llama.
Y dejas de escuchar la voz suya que entrando por tus oídos te llega directa hasta el corazón.
Y no recibes, por tu bien, más sus buenos, sus acertados, repetidos consejos.
Y deseas con toda tu alma haber podido tenerla infinitamente más tiempo contigo.
Y encuentras tu casa vacía, sin nadie que se alegre de verte y que a tu llegada te reciba con ese cariño sincero, genuino, maravilloso.
Y tu único consuelo sea ya recordarla.
El tiempo es despiadado. Se lleva y nunca te devuelve nada de todo lo que más has querido.
Por esta razón, mientras tienes viva a tu madre aprovecha cada minuto que puedas para devolverle lo que siempre serán migajas comparadas con los enormes banquetes de amor que ella te habrá regalado.
Y prepárate, cuando la pierdas a sentir un vacío tan grande que nada ni nadie de este mundo podrá llenar.
Por lo menos, todo lo anterior es lo que yo, creo que siendo un buen hijo, he sentido por mi buena madre perdida para siempre.
(Copyright Andrés Fornells)