EL MUNDO MÁGICO DE LOS NIÑOS (MICRORRELATO)

Una madre se acerca al cuarto de su hijo pequeño, se detiene delante de la puerta y lo escucha hablar animadamente, algo que desde hace algún tiempo viene ocurriendo con bastante frecuencia. Suspira, frunce la frente, abre la puerta y, muy preocupada, le dice a su niño:
—Otra vez hablando solo, hijo. No entiendo qué te pasa. ¿Te duele la cabeza? ¿Te sientes enfermo, cariño?
—No estoy enfermo. Me siento maravillosamente bien. Y no hablo solo, mamá —intenta explicarle el pequeño—. Estoy hablando con mi amigo Jimmy.
—Estabas hablando solo —afirma ella enfadada por su negación—. Aquí dentro no hay nadie más que tú. Voy a tener que llevarte a un psiquiatra. Sí, no va a quedarme más remedio.
El pequeño encoge sus hombros. Se ha cansado de que ella no le crea. Pasan varios minutos. Su madre se cansa también del silencio de su hijo y, cabizbaja, meneando la cabeza de un lado a otro abandona el dormitorio. El niño se vuelve hacia su amigo, visible para él e invisible para los demás, y le dice, preocupado:
—Creo que esta vez mamá cumplirá su amenaza y me llevará a ver a uno de esos hombres serios que visten una bata blanca, te hacen preguntas tontas, están convencidos de saberlo todo y no saben nada.
Despreocupado Jimmy lo tranquiliza:
—Bueno, que te lleve tu mamá a ver uno de esos hombres de la bata blanca. Tú le dices que yo soy un pato, yo empezaré a hacer: ¡cuac! ¡cuac! y lo volveremos loco.
Los dos amigos romper a reír divertidos. Los adultos saben poco o casi nada del mundo mágico de los niños.

(Copyright Andrés Fornells)

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