EL HOMBRE TRISTE Y EL CHORRO DE SOL (MICRORRELATO)

EL HOMBRE TRISTE Y EL CHORRO DE SOL (MICRORRELATO)

 Era un día con sol. El hombre desmejorado, enflaquecido, de cara triste y aspecto muy humilde, abrió la ventana del dormitorio de su pequeño y pobre apartamento. Inmediatamente, un chorro de deslumbrante y cálida luz lo abrazó.

El hombre triste sonrió. Sus flacos, débiles brazos abrazaron al ser etéreo que lo estaba abrazando a él.

—¿Cómo estás hoy, mi amor? —le preguntó la doraba claridad que compartía un abrazo con él.

—Triste antes de que vinieras tú, muy contento ahora que has venido.

Luego de mantener el brazo hasta que el hombre triste dio muestras de cansancio, el chorro de luz solar lo abandonó susurrándole amorosamente:

—Hasta mañana, mi amor.

—Hasta mañana, mi vida —respondió el hombre triste igualando la ternura en la voz de su ya evanescente interlocutora.

Este hombre que vivía solo había quedado viudo y los hijos suyos lo habían abandonado. Cuando en la calle, un vecino bondadoso le preguntaba:

—¿Cómo está usted hoy, señor Ramón?

—Feliz. Hoy luce el sol. Ayer estaba nublado y yo me sentía muy desdichado.

La gente que lo conocía lo miraba con lástima y pensaba: <<Pobre hombre, la viudedad y la soledad lo han enfermado de la cabeza>>.

Nadie sabía que los días de sol, al hombre triste lo visitaba la felicidad y él dejaba de estar viudo.

(Copyright Andrés Fornells)