EL ESPEJO NO ERA MÁGICO (MICRORRELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
Teresa poseía un espejo que ella consideraba mágico. Pasaban los años y el espejo siempre que se miraba en él, le mostraba una imagen joven, lozana y hermosa. Un día se llevó un disgusto de muerte porque unos ladrones entraron en su casa y le robaron, además de algunas joyas de poco valor, el espejo que ella creía mágico.
—¡Oh, Dios, nunca más volveré a verme joven, lozana y hermosa! —se lamentó profundamente entristecida.
Considerándolo una necesidad, Teresa adquirió un espejo nuevo y, nada más llegó a su casa se dispuso a afrontar el horror que, por el paso del tiempo, mostraría su rostro al mirarse en él. “Será espantoso, terrible, deprimente. Me veré vieja, fea y arrugada”.
Cuando finalmente armándose de valor se enfrentó a la superficie azogada experimentó una agradabilísima sorpresa. Al igual que le ocurría con el espejo que le habían robado, en el espejo recién adquirido se vio joven, lozana y hermosa.
Y entonces Teresa descubrió que no existía magia en ningún espejo sino que la magia residía en como sus ojos querían verla, y con ello recobró la ilusión y la confianza en sí misma que había estado a punto de perder.