DOS JÓVENES MARGINADOS (MICRORRELATO)

comida
DOS JOVENES MARGINADOS
Noche cerrada. En el banco de un pequeño parque solitario, iluminados difusamente por una farola que a pocos metros de ellos horadaba un círculo en la oscuridad reinante, dos sintecho bebían directamente, pasándosela, de una botella de vino matarratas que habían sustraído de una modesta tienda de ultramarinos del barrio marginal donde se hallaban.
Después del apreciativo chasqueado de sus llagados labios, uno de los jóvenes preguntó al otro, sin mirarle, sin saber muy bien por qué acababa de darle voz a un pensamiento que había surgido de pronto en su embotada mente:
—¿Tú sabes para qué naciste, compañero?
El interpelado rascó su apelmazada cabeza con las negras uñas de sus sucias manos. Necesitó de varios segundos para descifrar las palabras que, entrando por sus oídos habían llegado a su cerebro perezoso de funcionamiento, y por fin respondió con extraño convencimiento:
—Yo estoy seguro que nací para millonario, pero algo ocurrió que torció mi destino.
—¿Qué fue lo que torció tu destino? —dirigiéndole una turbia mirada el otro.
—Pues que me dieron la vida los padres equivocados. No puedes figurarte la de veces que les he maldecido por ello.
—Te comprendo. A mí me ocurrió lo mismo que a ti. Por eso estoy aquí en la puta calle convertido en una piltrafa humana. Pero me he vengado bien de ellos, de mis padres.
—Te felicito, tronco —elogió después de echado un buen trago, pasándole el envase—. ¿Y cómo te has vengado de ellos?
—Pues dejándoles sin el único hijo que tenían y también cargados con un profundo sentimiento de culpabilidad.
—Seguro que deben estar sufriendo por ello y echándote mucho de menos los muy desgraciados. Vamos, lo mismo que deben estar haciendo mis padres con respecto a mí.
—Seguro que lo mismo que tus padres estarán sufriendo con respecto a ti.
Los dos marginados secaron en las mugrientas mangas de las prendas que vestían, las lágrimas que brotaban de sus pitañosos ojos
Moraleja: Descargar las culpas propias sobre otros, puede servir para engañarse uno mismo, pero no para cambiar la realidad que cada uno nos creamos. 

Read more